Despedida de Sofía y Eduardo.

Siempre hay un gusto agridulce en los brindis de despedida cuando un compañero de armas deja la Sala. Inevitablemente se mezclan la alegría de los mejores deseos para el nuevo capítulo que comienza con la pena de echar de menos sus visitas día a día, compartiendo palabras y espadazos.

En esta ocasión no ha sido una, sino dos, las personas que nos dejan a la espera de volver a verles: Sofía y Eduardo.

¡Id en paz! No os diré: no lloréis; porque no todas las lágrimas son malas.

Gandalf. El Retorno del Rey. J.R.R. Tolkien.

Sofía ha pertenecido a la Sala Carranza desde aquellos lejanos tiempos en que comenzó la Esgrima Histórica en Madrid capital, hace ahora once años, en un pequeño local cerca de Cuatro Caminos; fue de la promoción de los primeros exámenes de Alumno Avanzado que se hicieron, cuando estábamos junto a Arganzuela, y salvo una temporada que pasó en Valencia empapándose de las cosas que decía Lorenz de Rada siempre ha estado presente. Edu llegó a la gran ciudad con su espada de larga empuñadura, aprendiendo a sobrevivir fuera de casa y con ánimo incansable; y pocos pueden andar a la zaga de la cantidad de horas que ha dedicado a la Esgrima Histórica, practicando en Madrid y Tres Cantos, desarrollando sus análisis y discutiendo con todo el que tuviese energías sobre detalles intrincados del asalto.

Les hemos visto crecer como artistas marciales, como personas, como pareja… y somos afortunados por haber compartido esto con ellos.

Qué es el acero comparado con la mano que lo maneja.

Thulsa Doom. Conan El Bárbaro (1982).

Este viernes, se cerraba una etapa y celebrábamos la despedida de ambos, que se mudan a Almoradí, población más importante de la Vega Baja del Segura, de Alicante, de Murcia, de España y mucho más según a quién se le pregunte.

A pesar de los tiempos que nos tocan, de distancias y mascarillas, hubo ocasión para intercambiar recuerdos y regalos, para juntarnos en una foto conmemorativa, para entonar el tradicional “fiero turco” de Lope de Vega, para brindar con los aceros en buenos asaltos… e incluso recibimos, como donación a la Sala, el legendario y misterioso emblema personal del trapo marrón de Edu, sobre el que cada uno tenemos nuestra teoría pero que le señala de forma inconfundible.

Dejamos aquí unas imágenes de la velada, que transmiten mejor que las palabras.

Sofía, Edu, bien sabéis que la Sala de Armas Carranza es vuestra casa. Nos vemos aquí o en La Espada de La Vega.

 

 

Ignacio S.J.