Gregorio Cruzada Villaamil y la recuperación de la Esgrima Histórica.

La figura de Gregorio Cruzada Villaamil es, pese a su importancia en el ámbito de la Historia y el Arte, bastante desconocida hoy en día. Además de Historiador del Arte, político y funcionario en varios ámbitos de la Administración, en la Sala de Armas Carraza queremos recordarle y homenajearle por otro aspecto de su personalidad que nos toca muy de cerca.

 

Y es que Gregorio Cruzada Villaamil fue la primera persona que en España intentó recuperar la Esgrima Histórica y los fundamentos de la Verdadera Destreza fundando la Sala Rada en 1855, en el número 2 de la Calle Lope de Vega de Madrid.

En aquel inmueble, que era su casa, llegaría a reunir en su Sala de Armas a amigos y contertulios interesados como él en la Historia, el Arte, la Literatura y la Esgrima. Fueron personalidades de la talla de Pedro Antonio de Alarcón (escritor y periodista), Gaspar Núñez de Arce (poeta y político), Eduardo Mariategui (ingeniero y matemático), Luís Mariano de Larra (hijo del famoso escritor y dramaturgo él también), Pío Gullón (ministro de la Gobernación), Antonio de Trueba (escritor) o Luis Eguilaz (dramaturgo y director, años después, del Archivo Histórico Nacional).

La Sala de Armas Rada acabó convirtiéndose en una tertulia literaria de unos 50 o 60 miembros que solían frecuentar el Café Suizo (en la Calle Alcalá con Ancha de Peligros, hoy Sevilla). Pedro Antonio de Alarcón en la semblanza que escribió a la muerte de su amigo Gregorio Cruzada lo cuenta así:

 

Había, pues, entonces en casa de Cruzada todo lo siguiente: En el piso bajo, vedado arábigamente a la gente profana, su vivienda propia, puesta con tanto gusto como lujo. En el salón del piso principal, infinidad de panoplias con espadas de palo, sables de vara verde, caretas, petos, manoplas, floretes y banderas… En alcobas o gabinetes contiguos, el catre, los libracos y los papeles de tres o cuatro autores o sabios, a quienes el ex-diplomático tenía cedidas siempre aquellas estancias, bajo condición de que a la noche le diesen cuenta de sus trabajos o pensamientos del día… En las habitaciones de adentro, todo un mundo de cabezas de yeso mate, de modelados en barro, de moldes cocidos y de estampas antiguas, donde se veían revueltas, como lo estarán el día de la resurrección de la carne, todas las glorias españolas de más de veinte siglos. Y, en un cuarto especial, la oficina con biblioteca donde ya se estaba preparando otra notabilísima publicación, El Arte en España, empresa monumental que obligó a Cruzada Villaamil a hacerse fotógrafo, y que bastaría, aunque duró pocos años, a perpetuar su famoso nombre.

Al poco tiempo de establecida la Sala de Rada, y cuando ya nos habíamos molido bien a palos todos aquellos amantes o simples amigos de las Musas, y algunos sabíamos tanto como el mismísimo Rada acerca de participios de uñas arriba y participios de uñas abajo, y de fintas, ságitas, paradas, quites y otras lindezas, convinimos Cruzada y yo en que era menester dar algún pasto al alma de los terribles gladiadores, proporcionándoles al efecto, en aquel mismo campo de batallas fingidas, una reunión literaria semanal.

«¡Daré también pasto a sus cuerpos!…» (concluyó diciendo Gregorio): «¡Anúnciales té con pastas!»

Yo lo abracé como a un semidiós.

Y la buena nueva cundió muy luego por el café Suizo, con espanto y dolor del incomparable D. Román (Q. S. G. H.), dueño del establecimiento, y aplauso y regocijo de la cuarta parte de sus parroquianos, o sea de los 50 ó 60 socios de la Sala de Rada.

 

Más adelante dirá en loa de su difunto amigo:

No colgaba en lindas panoplias las antiguas armas, como aquellos pusilánimes que las juzgan instrumentos curiosos y ya inútiles, sino que las descolgaba y blandía con fe y entusiasmo.

La recuperación de las disciplinas de la Esgrima Histórica se inicia en otros países como los Estados Unidos en la década de los 90’ del siglo pasado y en nuestro país con el principio del nuevo milenio. Y tal vez nos parezca que somos muy originales y que la recuperación de la esgrima a través de la lectura de los tratados antiguos es algo novedoso, pero hace ya más de 150 años que esta misma idea la tuvo otra persona. Y ese fue Gregorio Cruzada Villaamil.

 

 

¿Será que siempre nos aguarden fieros,

sin que salten ¡oh Dios! a la venganza

trémulos de la vaina los aceros?

¡Creyendo voy que sí, y aun se me alcanza

que somos unos sabios, pues vivimos

yo sin memoria, tú sin esperanza!

También nosotros nuestro tiempo hubimos

De falaz ilusión… (¿quién dijo miedo?)

¡Y acaso el mundo estremecer quisimos!

¡Con qué afición y militar denuedo

el manejo aprendimos y los trances

de las viejas espadas de Toledo!

¡Cuántos soñados y posibles lances!

¡Cuántos héroes trocados en molinos!

¡Qué ocasión de epopeyas y romances!

 

 

Eva B.

 

 

Enlaces de interés:

https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/cruzada-villaamilgregorio/

ba283994-7dba-4cfa-a28c-f0dad5855ad9

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/ultimos-escritos–0/html/ff086776-82b1-

11df-acc7-002185ce6064_3.html#I_17_

https://aplumayespada.wordpress.com/2012/02/02/gregorio-cruzada-villaamil-unrenacentista-

del-siglo-xix/

http://www.hispagimnasios.com/a_varios/recuperacion_aamm_europeas.php